Recuerdo que reí y que lo abracé. Ya no salíamos juntos, pero nos encontrábamos en la playa. Y también ahí me faltaron las palabras para decir <Gracias> o <Me alegro de estar aquí contigo>. Él me estrecho unos segundos entre sus brazos y musitó:
-Te quiero
Lo miré asombrada, pues no era propio de él.
-El cuerpo ya lo sabe todo -dijo-, pero de vez en cuando la cabeza quiere oírlo.
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